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martes, diciembre 30, 2003

Disparates que aparecen en la sección de cartas de los diarios (Parte I)

Un dilecto amigo mío (yo lo considero mi amigo, habrá que saber si él me considera de la misma manera) suele decir que el riesgo de la libertad de imprenta es que cualquiera puede poner las pezuñas sobre un teclado, lo que queda acreditado con la siguiente barbaridad que apareció en el Correo del Lector de un periódico local (que no cito y no menciono al autor del bodrio para no avergonzarlos a ninguno de los dos) y reza así:


Más bien queda en la conciencia de quien escribió la tontería citada su irresponsabilidad demostrada al escribir de temas de los que no sabe lo suficiente: Una de las cosas que no pretendía cambiar la reforma de la señora Gordillo era la situación prevaleciente en la que pagan "mucho dinero de IVA" los que tienen para comprar un carro de lujo, ropa de lujo, computadoras de lujo, etc. El pago de IVA por parte de los ricos continuará sucediendo, lo que la reforma gordillista pretendía era que también pagara IVA aquel que sólo tiene para refrescos (o tortas, tamales, tacos y otras maravillas que come el pueblo mexicano). A menos que los recursos económicos adicionales provengan precisamente de los tres centavos de IVA que pagarían los más pobres al comprar su Pepsi y su Gansito, no se ve el origen de esos dineros que tanto se "necesitan para mejorar las condiciones económicas, educativas y de seguridad de los mexicanos, en especial de los que menos tienen". ¿No resultaría absurdo que se pretenda realizar política para los pobres mediante una mayor sangría a ellos? Si se regresaran en obras los tres centavos de IVA que se recaudarían por persona, se tendrían acciones de gobierno que en el mejor de los casos valdrían tres centavos por persona. En pocas palabras, o le dan obras sólo a algunos o lo que le hubieran cobrado de IVA a los pobres no hubiera representado ningún cambio relevante en su nivel de vida.

Lo que no entendió ese defensor oficioso de la reforma elbiazul es que sí se hubiera recaudado mucho dinero con el IVA de alimentos y medicinas (lo que se evidencia al hacer cuentas de lo que implica gravar el consumo de 60 millones de pobres), pero que no iba a usarse para beneficio de los que menos tienen, sino para impulsar las líneas de crédito de aquellos que no quieren contratar deuda a precios internacionales. ¿Desde cuándo los organismos empresariales presionan para que se cobren más impuestos? Obviamente, sólo insisten en estos aumentos a los tributos cuando ellos no son los que deben pagarlos y sí se constituyen en sus beneficiarios. Claro, hay quien compra la fábula de que hay cobrarle impuestos a todos los pobres para generar empleos sólo para algunos de ellos. Un diario local reportó ayer que más de 55 por ciento de los trabajadores en Jalisco son informales, lo que quiere decir que no pagan impuestos y que no necesitaron de ninguna reforma fiscal para obtener empleo.

Ya lo he mencionado en distintos espacios, en México la mayoría de la gente no entiende el tema de la tributación, por eso les venden cualquier cuento. Pobrecitos.


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