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miércoles, diciembre 31, 2003

El uso indiscriminado de celulares como autonomía administrativa y otros disparates

Hay un nuevo ganador al Premio Elba Esther Gordillo a la declaración más desafortunada del día, en esta ocasión le corresponde por doble mérito a Germán Martínez, coordinador adjunto de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados, quien regocijó al respetable con la siguiente joya del sofisma popular:


Sin embargo, Don Germán no consideró suficiente proeza su primera declaración, dice un periódico que a los pocos minutos expuso su angustia en la tribuna parlamentaria:


A pesar de que sus súplicas fueron desatendidas -finalmente el gobierno de Fox tendrá restricciones en materia de uso de teléfonos celulares- no deja de sorprender que un diputado (un "hacedor de leyes") profiera barbaridades de tal envergadura. ¿Que los diputados establezcan límites al uso de los celulares pagados con dinero público implica que se restrinja la estructura orgánica y competencia de la tres veces H. Administración Pública Federal? Obviamente que no, lo único que entraña esta disposición presupuestal es que si alguien se quiere quedar colgado del teléfono móvil será porque se gasta sus recursos particulares en ello. Decir que se atenta contra las leyes (a un diputado debería importarle un comino lo que dicen los reglamentos, porque están al servicio de ley, así que lo que realmente importa es que ésta sea respetada) porque se ponen candados al uso de celulares, entrañaría el absurdo de pensar que las atribuciones administrativas no están sujetas a las posibilidades económicas del Estado. Ahora resulta que existe una atribución administrativa que establece la potestad de gastarse lo que se venga en gana en comunicaciones telefónicas. Berthélemy le pondría unas bofetadas a quien dijera semejante disparate.
La recomendaría un par de libros de Derecho Administrativo y otro tanto de obras de Administración Pública al diputado Germán Martínez, pero creo que su caso ya no tiene remedio.


Cortesía parlamentaria

“¡Eres un traidor, pero el día que Madrazo te mande a chingar a tu madre, yo te voy a dar el tiro de gracia y escupiré sobre tu tumba y aventaré unas monedas!” Esta finísima advertencia se le reputa a Elba Esther Gordillo y su destinatario es Francisco Arroyo, legislador que tiene el cargo de vicepresidente de la Mesa Directiva. La profesora Gordillo tuvo esta educada reacción al hecho de que el señor Arroyo pemitió que unas edecanes hicieran circular un análisis sobre la destitución de la siempre correcta Elba Esther.

¿Qué tan metafórico es el tiro de gracia con el que amenaza la diputada? Porque también habla de una tumba escupida y unas monedas que adornarán su bello gesto. Algo hay que reconocerle a la profesora: Si los demás habláramos (y actuáramos) como ella, a lo mejor no tendríamos que tolerar tantos abusos cotidianos como los que padecemos. Resulta muy tentador ponerle un tiro a todo aquel que se pasa de listo y nos fastidia, el problema radica en que se pase del deseo al hecho: Eso es lo que preocupa de las corteses advertencias de Gordillo.


martes, diciembre 30, 2003

Disparates que aparecen en la sección de cartas de los diarios (Parte I)

Un dilecto amigo mío (yo lo considero mi amigo, habrá que saber si él me considera de la misma manera) suele decir que el riesgo de la libertad de imprenta es que cualquiera puede poner las pezuñas sobre un teclado, lo que queda acreditado con la siguiente barbaridad que apareció en el Correo del Lector de un periódico local (que no cito y no menciono al autor del bodrio para no avergonzarlos a ninguno de los dos) y reza así:


Más bien queda en la conciencia de quien escribió la tontería citada su irresponsabilidad demostrada al escribir de temas de los que no sabe lo suficiente: Una de las cosas que no pretendía cambiar la reforma de la señora Gordillo era la situación prevaleciente en la que pagan "mucho dinero de IVA" los que tienen para comprar un carro de lujo, ropa de lujo, computadoras de lujo, etc. El pago de IVA por parte de los ricos continuará sucediendo, lo que la reforma gordillista pretendía era que también pagara IVA aquel que sólo tiene para refrescos (o tortas, tamales, tacos y otras maravillas que come el pueblo mexicano). A menos que los recursos económicos adicionales provengan precisamente de los tres centavos de IVA que pagarían los más pobres al comprar su Pepsi y su Gansito, no se ve el origen de esos dineros que tanto se "necesitan para mejorar las condiciones económicas, educativas y de seguridad de los mexicanos, en especial de los que menos tienen". ¿No resultaría absurdo que se pretenda realizar política para los pobres mediante una mayor sangría a ellos? Si se regresaran en obras los tres centavos de IVA que se recaudarían por persona, se tendrían acciones de gobierno que en el mejor de los casos valdrían tres centavos por persona. En pocas palabras, o le dan obras sólo a algunos o lo que le hubieran cobrado de IVA a los pobres no hubiera representado ningún cambio relevante en su nivel de vida.

Lo que no entendió ese defensor oficioso de la reforma elbiazul es que sí se hubiera recaudado mucho dinero con el IVA de alimentos y medicinas (lo que se evidencia al hacer cuentas de lo que implica gravar el consumo de 60 millones de pobres), pero que no iba a usarse para beneficio de los que menos tienen, sino para impulsar las líneas de crédito de aquellos que no quieren contratar deuda a precios internacionales. ¿Desde cuándo los organismos empresariales presionan para que se cobren más impuestos? Obviamente, sólo insisten en estos aumentos a los tributos cuando ellos no son los que deben pagarlos y sí se constituyen en sus beneficiarios. Claro, hay quien compra la fábula de que hay cobrarle impuestos a todos los pobres para generar empleos sólo para algunos de ellos. Un diario local reportó ayer que más de 55 por ciento de los trabajadores en Jalisco son informales, lo que quiere decir que no pagan impuestos y que no necesitaron de ninguna reforma fiscal para obtener empleo.

Ya lo he mencionado en distintos espacios, en México la mayoría de la gente no entiende el tema de la tributación, por eso les venden cualquier cuento. Pobrecitos.


lunes, diciembre 29, 2003

Diputados de pacotilla

Nadie sabe, nadie supo, como en los monólogos del Monje Loco. La Cámara de Diputados detuvo el debate del dictamen del Presupuesto de Egresos para 2004. ¿Cuál fue la causa de esta segunda interrupción? Que el documento repartido entre los diputados tenía cifras modificadas. ¡Y no saben quién las alteró!:


Vaya, ¿para eso les pagamos a esos diputados de pacotilla? Lo sucedido hoy en la Cámara Baja es la demostración más clara de que los diputados firman y distribuyen documentos que no leen previamente. Mayor muestra de irresponsabilidad y estupidez en un funcionario público (por favor, burros que supongan que los representantes populares no son funcionarios públicos, absténgase de proferir rebuznos) no puede existir.

Nuevamente, de que los hay, los hay.


Ah, la unilateralidad

El Premio Elba Esther Gordillo a la declaración más desafortunada del día le corresponde a Francisco Esquivelzeta, vocero de la Asociación Sindical de Pilotos de Aviación, por la siguiente perla:


Vaya, pues ahora resulta que los estadounidenses no pueden decidir como llegan a su país las aeronaves extranjeras. Para que lo entienda el señor Esquivelzeta, cuando uno va a una casa ajena sigue las reglas de los anfitriones, de lo contrario pueden negarle a uno la entrada o, si ya está uno adentro, existe la posibilidad de que lo inviten a salir del domicilio.

Definitivamente, de que los hay, los hay.


sábado, diciembre 27, 2003

La última ocurrencia de Fauces Hamdan

No hay cosa más peligrosa que un necio con poder, ya decía Charles Baudelaire que el más irreprochable de los vicios es hacer el mal por necedad y el senador Fauzi Hamdan encuadra en el supuesto al insistir en que se grave el consumo de alimentos y medicinas, porque su ya anunciada y terca propuesta no es más que una variación del mismo punto que pretende dañar a las clases medias y bajas. ¿Qué diferencia de fondo existe entre la propuesta fiscal de los panistas en la Cámara Baja y la de reformar la Ley del IVA para gravar con 2 por ciento el consumo de medicamentos y comida? Ninguna, el senador Hamdan únicamente aporta su necedad para que continúe el crecimiento de la desconfianza de los mexicanos en sus representantes. El abogado blanquiazul cree que está dotado de capacidades superiores a todos sus correligionarios y pretendió realizar la reforma fiscal que ya habían rechazado los diputados, por lo que llamó a la cordura y a la responsabilidad de los senadores.... y le dio tono de ocupado.

La cosa no podría ser de otra manera, porque su propuesta es una locura inconstitucional, aunque la hubieran aprobado por unanimidad en el Senado de la República (cosa que afortunadamente no pasó, ya que su pretensión tuvo 105 votos en contra y fue rechazada). El abogado Fauzi no estudió el artículo 72 constitucional inciso H (no faltará el burro que diga que “no es inciso, es apartado” cuando en realidad ambas expresiones se refieren a un texto dentro de un escrito que considera o explica algún asunto por separado), que claramente explica que los proyectos sobre impuestos deberán discutirse primero en la Cámara de Diputados. Lo bueno es que el senador Hamdan sostiene que “no hay justificación jurídica, política ni moral para desatender la reforma fiscal". Vaya, pues la propuesta del abogado panista no es jurídica porque va contra la Constitución General de la República, política tampoco porque implica un nuevo enfrentamiento partidista infructuoso y mucho menos es moral ya que lesiona a los que menos tienen, lo que ofende el principio de equidad que debe regir en todas las leyes.

Don Fauzi (tratamiento que le da alguno de sus discípulos de cuyo nombre no quiero acordarme) asegura que los verdaderos beneficiados de la tasa cero son los productores y que su propuesta evitaría que el gobierno les devolviera 90 mil millones de pesos (regresar dinero recaudado cuando no procede que el gobierno se lo quede es un acto antipatriótico, según el credo de Hamdan), por lo que de acuerdo a las cuentas del senador el impuesto de 2 por ciento daría al gobierno federal un ingreso adicional de 23 mil millones de pesos, que según el panista podría etiquetarse para las necesidades sociales. ¡Vaya con el senador! ¿Cómo que podría etiquetarse? ¿Por qué, si ya anda proponiendo cosas para las que no tiene competencia, no exige de una vez que la norma ordene que esos recursos sean utilizados exclusivamente para la satisfacción de necesidades de interés social?

Lo más sorprendente del asunto es que Hamdan, quien insiste en una propuesta demostradamente impopular, acusa de necios a los que no piensan como él. Bien señalaba Voltaire que decimos una necedad y a fuerza de repetirla acabamos creyéndola, eso le pasa a Fauzi Hamdan al aducir que la la reforma fiscal no se ha llevado a cabo por falta de altura y por una actitud necia de los propios legisladores. Las propuestas tercas y chaparras son de él, que pretende chantajear a su compañeros de cámara con argumentos tan absurdos como que la sociedad mexicana no va a perdonar a los legisladores que se hayan desentendido de la reforma fiscal o que todavía hay una oportunidad para no dejar una miscelánea paupérrima. Al único que no van a perdonar los mexicanos es al senador Hamdan, por andar proponiendo semejantes disparates en 27 de diciembre, cuando su iniciativa sólo sería admisible el día de los Santos Inocentes. Su discurso de “todavía está la oportunidad, el Senado puede cambiar las cosas, todavía hay chance (sic)... tenemos una tarea pendiente” es digno de un felizólogo formado bajo los auspicios de Miguel Ángel Cornejo.

Dicen los que saben de nombres que Fauzi significa vencedor y se refiere a una persona que tiene facilidad para establecer cualquier tipo de diálogo, que gusta de los cambios, situación por la que obtiene éxitos cuando las reglas de juego cambian súbitamente. Salvo que la Constitución General de la República sea reformada de improviso para que los proyectos sobre impuestos puedan discutirse primeramente en el Senado, parece que la propuesta del senador Hamdan no tendrá resultados favorables y no le hará honor en esta ocasión al significado de su nombre. Una persona que sí merecía el título de don, José Ortega y Gasset, apuntaba que el malvado descansa algunas veces; el necio jamás. Ojalá Fauzi Hamdan ya se ponga a descansar o que por lo menos dedique su tiempo a estudiar la Constitución, para que ya no ande sugiriendo barbaridades.


jueves, diciembre 25, 2003

Navidad y voceadores

Mi resistencia a escribir algo en estos días fue infructuosa, ni los disparates de Fauces Hamdan, los pleitos parlamentarios por el presupuesto o las irregularidades en la elección de gobernador de Colima me motivaron a despegarme de la celebración de las pascuas, había decidido permanecer en el mutismo hasta la próxima semana, pero la reiteración de una de las anomalías que más detesto en los servicios al público me ha obligado a tomar una posición mafaldista y romper el silencio que me impuse.

Felipe, el personaje de Quino, dijo (palabras más, palabras menos) que se escuchaban cierto tipo de barbaridades porque andábamos por el mundo con las orejas puestas. La expresión del niño es un disparate en sí misma, pero refleja el hecho de que nosotros somos testigos de estupideces porque tenemos la disposición de testimoniarlas. Una de esas manifestaciones de la idiotez humana son los voceadores, mi afirmación no es discriminatoria aunque de primera mano pudiera parecer propia de un ultraderechista, sino que es derivada de toda una vida de experiencias negativas resultantes de la ineptitud y holgazanería de esa gentuza.

Antes de que usted cambie de página web, indignado por mis comentarios tan políticamente incorrectos, por favor lea algunos ejemplos de la despreciable indolencia con que hacen su labor los voceadores. Soy suscriptor de un diario que va de mal en peor: llega tarde, se le van noticias importantes, comete pifias y es tendencioso (más de uno dirá: si serás gilipollas, ¿por qué compras semejante basura? La respuesta es un poco cursi y no por eso menos tonta, por fidelidad ya que soy suscriptor desde su fundación), el caso es que esa basura de periódico no la recibo los días que los voceadores tienen a bien dedicarse al sacrosanto arte de rascarse la barriga, parece absurdo (y lo es) que un consumidor que recibe el diario de las manos de la compañía editorial tenga que padecer la misma suerte que el parroquiano que lo adquiere en un quiosco de las garras de un intermediario. Sin embargo, así pasa, mi periódico no se entrega porque los voceadores descansan, aunque yo no tenga nada que ver con esos sujetos. En pocas palabras, a la redacción del diario le importa un reverendo rábano las personas que le pagamos el periódico por adelantado y lo liberamos de la dependencia de unos bribones como los voceadores.

Otro ejemplo de la basura voceadoril lo da la distribución de cómics. Cuando Editorial Novaro dominaba el negocio de la publicación de versiones en español de las historietas de superhéroes uno tenía que padecer dos nefandeces: La pésima edición (asistématica, patriotera y chafa) de Novaro y a los voceadores que ofrecían los tebeos cuando les pegaba su regalada gana (es decir, con una regularidad nula). El día de hoy existe una actitud semejante en estos personajes de la venta callejera de revistas y periódicos, quien comienza la adquisición de fascículos, colecciones o cualquier elemento seriado que esté a la venta en quioscos, está seguro de cuando comienza su colección pero la incertidumbre lo atrapa si piensa en las posibilidades de que la concluya.

Espero que en un futuro toda publicación periódica se adquiera mediante suscripción o en tiendas de autoservicio y, mientras eso pasa, no me queda más que desearles a los voceadores que mal rayo los parta durante estas fiestas.


lunes, diciembre 22, 2003

Santiago respeta

El secretario de Gobernación es un hombre muy elegante, Totalmente Palacio, pero con dotes cuestionables en materia de retórica. La RAE define a la retórica, en su primera acepción, como el “arte de bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover”. Sin embargo, el plural coloquial de la misma palabra significa “sofisterías o razones que no son del caso”. ¿Don Santiago es un caballero del bien decir o es un sujeto que hace uso de raciocinios llenos de argumentos que pretenden hacer pasar por falso lo verdadero? ¿Hace retórica o retóricas? Juzgue Usted mismo:

“La reforma hacendaria que recientemente presentamos para evitar la desigualdad no ha contado con la mayoría necesaria en el Congreso; podemos no estar de acuerdo con la decisión de un grupo de legisladores, como lo estamos, pero el respeto al Congreso de la Unión se mantendrá siempre inalterable”, ¿este comentario de Don Santiago es una manifestación de retórica, retóricas, demostración de lo obvio o humorismo involuntario? Uno esperaría del titular del Ministerio del Interior un poco más de sutileza y conocimiento de la norma: ¿Piensa Don Santiago que el Poder Ejecutivo de la Unión (ojo, el gobierno federal comprende las tres ramas del poder público) le hace un favor al Legislativo al respetarlo, aunque no estén de acuerdo? Al abogado Creel no le vendría mal darle una releída a los artículos 71 y 72 constitucionales para que se percate de que cuando su jefe dijo “el Presidente propone y el Congreso dispone” no estaba otorgando una gracia o merced a los diputados y senadores, sino reiterando lo que manda la Constitución General de la República, por lo que podría pensarse que tanto jefe como subordinado tienen el mismo defecto de resaltar lo obvio o querer hacer pasar el cumplimiento de sus deberes ordinarios como una situación excepcional.

Ojalá fuera cierto lo que señaló Don Santiago en el acto conmemorativo del 188 aniversario de la muerte de José María Morelos, que para el Gobierno federal -debemos suponer nuevamente que se refería al Poder Ejecutivo- el interés primordial no está en ganar una batalla, sino en luchar por un México con una democracia socialmente eficaz y con justicia social, porque la necedad y berrinches de su jefe hacen pensar lo contrario.

Con independencia de que a Don Santiago se le considere retórico, usuario de retóricas, o expositor de lo obvio, sus dichos lo asemejan a un Voltaire al revés: Don Santiago podrá no estar de acuerdo con lo que decidas, pero daría su palabra por la gracia de seguirte respetando como si no lo hubieras ofendido con tu disenso. Ni hablar, me gusta más el Bora respeta del serbio entrenador Milutinovic.


Me duele aquí, aquí en mi reformón

Elba Esther Gordillo dijo (el pasado 2 de diciembre) que no era la Mujer Maravilla cuando la montonearon los madracistas y nombraron a Emilio Chuayffet coordinador de la bancada priista en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. En ese entonces, la también denominada (por sus críticos) Profesora Hoffa profirió la ya multipitorreada frase “me duele aquí, me duele el corazón” con la que explicó su ánimo en esa (para ella) triste ocasión.

El dolor que sintió la señora Gordillo de seguro se incrementó con la sepultura definitiva de la reforma fiscal que ella impulsaba. Este domingo 21, la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados rechazó la tercera versión (en realidad la misma, pero revolcada) del proyecto que buscaba gravar alimentos y medicinas, ahora a través de un impuesto a la cadena productiva de esos satisfactores, que ya había sido criticado porque en la práctica iba a repercutir en el precio final de la comida y medicamentos a consumir, aunque formalmente el tributo no estuviera diseñado así.

Los diputados de la Comisión de Hacienda tampoco aceptaron una reducción del IVA a 13 por ciento, ni la reducción de la tasa del ISR de 34 por ciento a 25 para personas físicas y de 33 por ciento para empresas en 2004.

La mala noticia es que otras propuestas de alimañas fiscales siguen vivas. Los diputados discutirían y votarían (antes del 31 de diciembre) medidas alternativas para darle más recursos al gobierno, como combatir la evasión (eufemismo para referirse a las nefastas reformas al Código Fiscal de la Federación que ya habíamos comentado en este weblog).

Así que si usted creía que ya se había salvado de los regalitos del Santa Claus Legislativo, aún no cante victoria, más bien habría que esperar un milagro: Que los idiotas diputados opositores comprendan que no hay que darle más garras y colmillos al lobo hacendario, sino obligar a que esa bestia infernal cobre a quienes no pagan un peso de impuestos. Claro, apenas falta una semana para el Día de los Santos Inocentes.


sábado, diciembre 20, 2003

El aguinaldo de Abelardo

Jalisco, gracias a la proverbial sangre aguada de los habitantes de Guadalajara, es conocida como tierra de agachones. Sin embargo, quizá la calificativa que más acomoda a los pobladores de estas tierras es la de tarugos (vocablo al que la RAE le reputa el significado de personas de rudo entendimiento). Si alguien lee este weblog quizá se pregunte las razones de mi agresiva etiquetación contra mis paisanos (mi familia tiene varias centurias de vivir en Jalisco) y puedo legítimamente afirmar que los jaliscienses son agachones y tarugos porque toleran a un Congreso de rateros.

Los medios impresos han dado seguimiento en los últimos días a una historia de reajustes presupuestarios que recuerdan Las Cuentas del Gran Capitán. Resulta que nuestros legisladores locales aprobaron una reasignación presupuestal por 22 millones 47 mil 175.44 pesos, de los cuales 10 millones se asignaron para el rubro "Apoyo a las Fracciones Parlamentarias". Los críticos dicen que esos dineros se van a utilizar para otorgarse bonos de 500 mil pesos por diputado, prestación equivalente a 44 mil 401 dólares (con un tipo de cambio vigente de 11.261 pesos por divisa estadounidense), que excedería al sueldo que obtienen en todo un año los legisladores de 30 estados de la Unión Americana, incluidos Florida, Washington, Colorado, Arizona, Hawaii, Idaho, Arkansas, Indiana y Texas. Sin embargo, ahora que se descubrió el pastel, todas las fracciones parlamentarias niegan que se vayan a dar ese bono.

Algunos de esos diputados han dado las respuestas más disparatadas para justificar su posición frente al superbono. Por ejemplo, la diputada del Partido Verde Ecologista, Ena Luisa Martínez Velasco, dijo al diario Mural que si se diera ese bono regresaría íntegro el dinero ("no voy a tomar ni un cinco", dijo) porque quiere evitarse problemas, aunque necesite el dinero. ¿Para que utilizaría estos recursos la preclara legisladora? Para salidas de la comisión a la que pertenece y foros que va a organizar. ¡Cuánta generosidad y desprendimiento de Doña Ena! ¡Pensaba tomar su bonote y dedicarlo a actividades partidistas en lugar de gastárselo en irse de shopping a San Antonio! No, en verdad que este Vengador es un malpensado. Es una pena que la diputada no pueda usar ese dinero para la consecución de tan altos objetivos.

Vaya, este superbono o aguinaldo bis se les fue de las manos a diputados del PAN y el PVEM, por culpa de los malvados medios de comunicación. Sin embargo, no les fue mal a los actuales legisladores de Jalisco: Una investigación del diario Mural explica que aún en el caso de que no aceptaran el bono de 500 mil pesos los diputados locales habrían cobrado durante 2003 "un sueldo de 82 mil dólares, superior al de sus homólogos de 37 legislaturas de EU, entre éstas las de Nueva York, Michigan, Pennsylvania, Illinois, Ohio, Massachusetts y Nueva Jersey".

En estas épocas en que tanta gente se queda sin empleo (muchas veces por decisiones irracionales, estúpidas, injustas o francamente malvadas), muchas más no tienen que comer y otro tanto no sabe si tendrá sustento el próximo año, no deja de tranquilizar que recordemos que con su salario mensual neto de 77 mil 134.88 pesos, nuestros amables diputados jaliscienses no pasarán hambres.

Se den o no el aguinaldo de Abelardo, les deseo a estos diputados que legislaron pésimo y cobraron muy bien, que se les atragante el pavo o el bacalao en la Cena de Navidad. No creo que coman cerdo en esa fiesta, porque entonces además de corruptos serían caníbales.


viernes, diciembre 19, 2003

Mejor pedir perdón, que exigir justicia

Catherine Brown no es hermana de Charlie el de Peanuts, pero tiene un nivel de inteligencia muy semejante al de la memorable niñita de la tira de Charles M. Schulz. Esta perspicaz consejera jurídica del Departamento de Estado de Estados Unidos invitó a los 52 mexicanos que están en sus cárceles, condenados a muerte, a hacer uso de la petición de clemencia en lugar de pedir a los magistrados internacionales que obliguen a repetir sus juicios.

Como -para variar- Estados Unidos ha violado el artículo 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, ha incumplido la obligación de informar a los detenidos extranjeros de su derecho de comunicarse con la representación consular de su país. Por esta falta, México demandó a Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia, ya que considera que la asistencia jurídica a los detenidos en las primeras 48 horas podría haber cambiado sustancialmente el curso de los acontecimientos, ya que la mayoría de los mexicanos procesados tenían un bajo nivel cultural y no hablaban ni entendían inglés.

Pero la abogada Brown (Cathy, para sus cuates) piensa que el camino tomado por México desde principios de 2003 es equivocado, ya que en su opinión el sistema de clemencia es considerado un remedio histórico para evitar las posibles equivocaciones.

Esta visión autoritaria (la RAE la llamaría babosa) de las relaciones humanas es lo que permite que aquellos que tienen el poder jamás reconozcan sus faltas, sino que enmienden sus tonterías a través del indigno recurso de que los ofendidos pidan perdón a sus victimarios.

Ya sabe, la próxima vez que sufra un abuso de gobierno, en su trabajo o en su casa, mejor pida perdón aunque no tenga la culpa: Al cabo que es un remedio histórico (yo diría que más bien es histérico, pero desafortunadamente efectivo).


Ah, los populistas

Uno de esos diputados que acostumbran descalificar a todos los que no piensan como él escribió una columna donde señala lindezas como las siguientes: "(...) resulta cuesta arriba el que pueda aprobarse en la Comisión de Hacienda un dictamen con una reforma sensata que, dejando atrás el populismo, pueda aportar los recursos para impulsar la economía nacional y atender las necesidades sociales de mejor forma, y crece el riesgo de que se insista en una alternativa populista sin posibilidades reales de propiciar el desarrollo, que proponga un mayor gasto sin soporte en ingresos objetivamente posibles como plantearon hace unos días el PRD y el PRI con base en sobreestimaciones del nivel de precios del petróleo o en una mayor eficacia en la recaudación fiscal sin generar la reforma estructural para aumentar la base tributaria". Vaya, de acuerdo al ilustre legislador, resulta populista exigirle a Hacienda que vaya a cobrarle impuestos a los tianguistas y ambulantes en lugar de que continúe acosando a los contribuyentes cautivos.

Gracias a los malvados populistas se deberá aprobar un presupuesto prácticamente igual al ejercido en 2003, situación que lamenta el insigne diputado columnista, porque en su opinión el que no haya reforma fiscal (o más bien, la reforma fiscal que impulsa Fox) implicará que se haga más con menos y "tratar sólo así de mejorar en algo el modesto crecimiento económico del orden del 1 por ciento que tendrá nuestro país este año". Si mal no recuerdo, hacer más con menos se llama eficiencia, lo que no es para escandalizarse. Además, no modificar la legislación fiscal hace necesario que Hacienda cobre a aquellos que no pagan impuestos (como los integrantes del sector informal) y deje de fastidiar a los que pagan poco o lo que la ley les exige, situación que se antoja muy justa y pertinente.

¡Qué maldad la de los populistas! Van a poner al gobierno a trabajar en vez de hacerles las cosas más fáciles. En verdad que son malignos.


jueves, diciembre 18, 2003

La pesadilla fiscal

Hoy comienzo este weblog y espero que sea un espacio adecuado para expresar todas las cosas que me irritan en materia de política, economía, sociedad y cultura. La noticia nacional de la semana (y de las anteriores) es que los legisladores mexicanos se parecen a esos médicos salvajes del siglo XVI que todo lo querían resolver con sangrías, purgas y mutilaciones. Por un lado están los diputados que aplauden la idea de establecer un Impuesto Sobre la Renta (ISR) generalizado de 25 por ciento, lo que quiere decir que un sujeto que gane 12 mil pesos al mes pagaría la misma tasa que el presidente de la República que gana 232 mil. Frente a este intento de política pública plena de equidad, se encuentran los que aplauden como mandriles que se establezca un IVA que grave el consumo de alimentos y medicinas, con el evidente resultado en las finanzas de los que apenas pueden comer. Para rematar el cuadro, resulta que las malas noticias para los que pagan impuestos no solo vienen de la Cámara de Diputados. La semana pasada, el Senado aprobó por unanimidad modificaciones al Código Fiscal de la Federación que facultan a la Secretaría de Hacienda para "verdaderamente ir contra los contribuyentes" y “le permitirá al fisco tener mucho dinero”. Los chuayffetistas, defensores de la reforma hecha en el Senado, han dicho que “es un Código muy duro, muchos empresarios se pondrán a temblar”.

Vaya con los legisladores, México es uno de los países donde se encuentran establecidas obligaciones irracionales a los contribuyentes: Por ejemplo, el Artículo 117, fracción III inciso c) de la Ley del Impuesto Sobre la Renta establece la obligación de presentar declaración anual cuando un trabajador haya prestado servicios a dos o más empleadores en forma simultánea, aunque ambos patrones hayan retenido el impuesto. O sea, si una persona gana en un empleo 5 mil pesos y en otro 5 mil, debe presentar declaración, cuando alguien que gana 11 mil pesos en un solo trabajo no tiene ese deber. Hay que aclarar que la persona con los dos empleos sí paga impuestos pero la ley lo considera evasor y con las reformas al Código Fiscal sería tratado como un delincuente. ¿Estas disposiciones fiscales se han diseñado por auténtica deshonestidad o absoluta tontería? Resulta difícil saber cuál de las dos es peor.

Sin afán de ser más aburrido de lo que he sido hoy, quiero manifestar mi profundo deseo de que en esta Navidad nuestros senadores y diputados se pudran en el más asqueroso de los círculos del infierno o, lo que es mejor, que les caiga Hacienda y les cobre hasta la risa.


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