viernes, diciembre 19, 2003
Mejor pedir perdón, que exigir justicia
Catherine Brown no es hermana de Charlie el de Peanuts, pero tiene un nivel de inteligencia muy semejante al de la memorable niñita de la tira de Charles M. Schulz. Esta perspicaz consejera jurídica del Departamento de Estado de Estados Unidos invitó a los 52 mexicanos que están en sus cárceles, condenados a muerte, a hacer uso de la petición de clemencia en lugar de pedir a los magistrados internacionales que obliguen a repetir sus juicios.
Como -para variar- Estados Unidos ha violado el artículo 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, ha incumplido la obligación de informar a los detenidos extranjeros de su derecho de comunicarse con la representación consular de su país. Por esta falta, México demandó a Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia, ya que considera que la asistencia jurídica a los detenidos en las primeras 48 horas podría haber cambiado sustancialmente el curso de los acontecimientos, ya que la mayoría de los mexicanos procesados tenían un bajo nivel cultural y no hablaban ni entendían inglés.
Pero la abogada Brown (Cathy, para sus cuates) piensa que el camino tomado por México desde principios de 2003 es equivocado, ya que en su opinión el sistema de clemencia es considerado un remedio histórico para evitar las posibles equivocaciones.
Esta visión autoritaria (la RAE la llamaría babosa) de las relaciones humanas es lo que permite que aquellos que tienen el poder jamás reconozcan sus faltas, sino que enmienden sus tonterías a través del indigno recurso de que los ofendidos pidan perdón a sus victimarios.
Ya sabe, la próxima vez que sufra un abuso de gobierno, en su trabajo o en su casa, mejor pida perdón aunque no tenga la culpa: Al cabo que es un remedio histórico (yo diría que más bien es histérico, pero desafortunadamente efectivo).
Catherine Brown no es hermana de Charlie el de Peanuts, pero tiene un nivel de inteligencia muy semejante al de la memorable niñita de la tira de Charles M. Schulz. Esta perspicaz consejera jurídica del Departamento de Estado de Estados Unidos invitó a los 52 mexicanos que están en sus cárceles, condenados a muerte, a hacer uso de la petición de clemencia en lugar de pedir a los magistrados internacionales que obliguen a repetir sus juicios.
Como -para variar- Estados Unidos ha violado el artículo 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, ha incumplido la obligación de informar a los detenidos extranjeros de su derecho de comunicarse con la representación consular de su país. Por esta falta, México demandó a Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia, ya que considera que la asistencia jurídica a los detenidos en las primeras 48 horas podría haber cambiado sustancialmente el curso de los acontecimientos, ya que la mayoría de los mexicanos procesados tenían un bajo nivel cultural y no hablaban ni entendían inglés.
Pero la abogada Brown (Cathy, para sus cuates) piensa que el camino tomado por México desde principios de 2003 es equivocado, ya que en su opinión el sistema de clemencia es considerado un remedio histórico para evitar las posibles equivocaciones.
Esta visión autoritaria (la RAE la llamaría babosa) de las relaciones humanas es lo que permite que aquellos que tienen el poder jamás reconozcan sus faltas, sino que enmienden sus tonterías a través del indigno recurso de que los ofendidos pidan perdón a sus victimarios.
Ya sabe, la próxima vez que sufra un abuso de gobierno, en su trabajo o en su casa, mejor pida perdón aunque no tenga la culpa: Al cabo que es un remedio histórico (yo diría que más bien es histérico, pero desafortunadamente efectivo).

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