lunes, diciembre 22, 2003
Santiago respeta
El secretario de Gobernación es un hombre muy elegante, Totalmente Palacio, pero con dotes cuestionables en materia de retórica. La RAE define a la retórica, en su primera acepción, como el “arte de bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover”. Sin embargo, el plural coloquial de la misma palabra significa “sofisterías o razones que no son del caso”. ¿Don Santiago es un caballero del bien decir o es un sujeto que hace uso de raciocinios llenos de argumentos que pretenden hacer pasar por falso lo verdadero? ¿Hace retórica o retóricas? Juzgue Usted mismo:
“La reforma hacendaria que recientemente presentamos para evitar la desigualdad no ha contado con la mayoría necesaria en el Congreso; podemos no estar de acuerdo con la decisión de un grupo de legisladores, como lo estamos, pero el respeto al Congreso de la Unión se mantendrá siempre inalterable”, ¿este comentario de Don Santiago es una manifestación de retórica, retóricas, demostración de lo obvio o humorismo involuntario? Uno esperaría del titular del Ministerio del Interior un poco más de sutileza y conocimiento de la norma: ¿Piensa Don Santiago que el Poder Ejecutivo de la Unión (ojo, el gobierno federal comprende las tres ramas del poder público) le hace un favor al Legislativo al respetarlo, aunque no estén de acuerdo? Al abogado Creel no le vendría mal darle una releída a los artículos 71 y 72 constitucionales para que se percate de que cuando su jefe dijo “el Presidente propone y el Congreso dispone” no estaba otorgando una gracia o merced a los diputados y senadores, sino reiterando lo que manda la Constitución General de la República, por lo que podría pensarse que tanto jefe como subordinado tienen el mismo defecto de resaltar lo obvio o querer hacer pasar el cumplimiento de sus deberes ordinarios como una situación excepcional.
Ojalá fuera cierto lo que señaló Don Santiago en el acto conmemorativo del 188 aniversario de la muerte de José María Morelos, que para el Gobierno federal -debemos suponer nuevamente que se refería al Poder Ejecutivo- el interés primordial no está en ganar una batalla, sino en luchar por un México con una democracia socialmente eficaz y con justicia social, porque la necedad y berrinches de su jefe hacen pensar lo contrario.
Con independencia de que a Don Santiago se le considere retórico, usuario de retóricas, o expositor de lo obvio, sus dichos lo asemejan a un Voltaire al revés: Don Santiago podrá no estar de acuerdo con lo que decidas, pero daría su palabra por la gracia de seguirte respetando como si no lo hubieras ofendido con tu disenso. Ni hablar, me gusta más el Bora respeta del serbio entrenador Milutinovic.
El secretario de Gobernación es un hombre muy elegante, Totalmente Palacio, pero con dotes cuestionables en materia de retórica. La RAE define a la retórica, en su primera acepción, como el “arte de bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover”. Sin embargo, el plural coloquial de la misma palabra significa “sofisterías o razones que no son del caso”. ¿Don Santiago es un caballero del bien decir o es un sujeto que hace uso de raciocinios llenos de argumentos que pretenden hacer pasar por falso lo verdadero? ¿Hace retórica o retóricas? Juzgue Usted mismo:
“La reforma hacendaria que recientemente presentamos para evitar la desigualdad no ha contado con la mayoría necesaria en el Congreso; podemos no estar de acuerdo con la decisión de un grupo de legisladores, como lo estamos, pero el respeto al Congreso de la Unión se mantendrá siempre inalterable”, ¿este comentario de Don Santiago es una manifestación de retórica, retóricas, demostración de lo obvio o humorismo involuntario? Uno esperaría del titular del Ministerio del Interior un poco más de sutileza y conocimiento de la norma: ¿Piensa Don Santiago que el Poder Ejecutivo de la Unión (ojo, el gobierno federal comprende las tres ramas del poder público) le hace un favor al Legislativo al respetarlo, aunque no estén de acuerdo? Al abogado Creel no le vendría mal darle una releída a los artículos 71 y 72 constitucionales para que se percate de que cuando su jefe dijo “el Presidente propone y el Congreso dispone” no estaba otorgando una gracia o merced a los diputados y senadores, sino reiterando lo que manda la Constitución General de la República, por lo que podría pensarse que tanto jefe como subordinado tienen el mismo defecto de resaltar lo obvio o querer hacer pasar el cumplimiento de sus deberes ordinarios como una situación excepcional.
Ojalá fuera cierto lo que señaló Don Santiago en el acto conmemorativo del 188 aniversario de la muerte de José María Morelos, que para el Gobierno federal -debemos suponer nuevamente que se refería al Poder Ejecutivo- el interés primordial no está en ganar una batalla, sino en luchar por un México con una democracia socialmente eficaz y con justicia social, porque la necedad y berrinches de su jefe hacen pensar lo contrario.
Con independencia de que a Don Santiago se le considere retórico, usuario de retóricas, o expositor de lo obvio, sus dichos lo asemejan a un Voltaire al revés: Don Santiago podrá no estar de acuerdo con lo que decidas, pero daría su palabra por la gracia de seguirte respetando como si no lo hubieras ofendido con tu disenso. Ni hablar, me gusta más el Bora respeta del serbio entrenador Milutinovic.

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