sábado, enero 31, 2004
Los dioses de la impunidad
La Jornada publica el día hoy una editorial con la siguiente perla :
Si bien merece un comentario aparte el tratamiento a Baltasar Garzón en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, el día de hoy sólo me referiré a que resulta ofensivo a la inteligencia que se diga que las intromisiones periodísticas en los procedimientos judiciales se inscriben en el derecho a la información y las leyes de México. El sigilo judicial es fundamental para evitar daños a terceros, cosa que no pueden entender los defensores oficiosos de Andrés Manuel López Obrador y Martí Batres. ¿En verdad se creen los de La Jornada semejante mentira o piensan que la gente es muy tonta y comprará un pseudoargumento como el que manifestaron? Cualquiera de las opciones es mala. La posición estalinista de pensar que basta con repetir una mentira para que se haga verdad no es mejor que suponer que los periodistas son dioses de la impunidad.
La Jornada y el gobierno del DF provocan pena ajena, pero lo más grave es que a ese diario nadie lo pone en cintura. Al peje lo pueden controlar sus adversarios, los poderes públicos o el electorado; pero los medios pueden difamar, abusar y destruir sin que respondan de los daños que causan. Pobre del que demande u ose reclamarle a los medios su proceder, porque se gana represalias que van desde calificarlo como traidor a la patria, invasor o sujeto prepotente hasta la orquestación de una campaña de desprestigio.
Qué asco.
La Jornada publica el día hoy una editorial con la siguiente perla :
- [...] Líneas abajo, Garzón condiciona la credibilidad de La Jornada a que ésta "exija explicaciones" "del porqué los medios de comunicación, que por cierto cumplen con su obligación de atender a la noticia, fueron autorizados a violar el sigilo de unas diligencias judiciales, y por qué se preparó todo para que la autoridad judicial fuera 'cazada' por los mismos (sic) en el interior del Reclusorio Norte". El dislate es de tal magnitud que resulta obligado explicarle al magistrado un hecho más bien obvio: en México, en frecuentes ocasiones, reporteros y cámaras de televisión se encuentran presentes durante los procedimientos judiciales que se realizan dentro de los reclusorios y que tal presencia se inscribe en el derecho a la información y las leyes que rigen en el país y no tiene por objetivo "cazar" a ningún personaje [...]
Si bien merece un comentario aparte el tratamiento a Baltasar Garzón en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, el día de hoy sólo me referiré a que resulta ofensivo a la inteligencia que se diga que las intromisiones periodísticas en los procedimientos judiciales se inscriben en el derecho a la información y las leyes de México. El sigilo judicial es fundamental para evitar daños a terceros, cosa que no pueden entender los defensores oficiosos de Andrés Manuel López Obrador y Martí Batres. ¿En verdad se creen los de La Jornada semejante mentira o piensan que la gente es muy tonta y comprará un pseudoargumento como el que manifestaron? Cualquiera de las opciones es mala. La posición estalinista de pensar que basta con repetir una mentira para que se haga verdad no es mejor que suponer que los periodistas son dioses de la impunidad.
La Jornada y el gobierno del DF provocan pena ajena, pero lo más grave es que a ese diario nadie lo pone en cintura. Al peje lo pueden controlar sus adversarios, los poderes públicos o el electorado; pero los medios pueden difamar, abusar y destruir sin que respondan de los daños que causan. Pobre del que demande u ose reclamarle a los medios su proceder, porque se gana represalias que van desde calificarlo como traidor a la patria, invasor o sujeto prepotente hasta la orquestación de una campaña de desprestigio.
Qué asco.

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