domingo, febrero 29, 2004
Reflexiones ácidas sobre frases célebres (Parte I). Sobre la falta de valor y el exceso de torpeza
Sir Winston Churchill decía que valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.
Qué pena que estemos rodeados de cobardes que callan cuando deben hablar y de imbéciles que no escuchan más que el sonido de su voz.
Sir Winston Churchill decía que valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.
Qué pena que estemos rodeados de cobardes que callan cuando deben hablar y de imbéciles que no escuchan más que el sonido de su voz.

Juanga y los debates inútiles
Existen columnistas que escriben sólo porque tiene pezuñas para ello, como es el ilustre Juan Gabriel Valencia, quien emitió la siguiente perla:
Dios, ¿qué se supone que está a debate? Por si no lo sabe Juanga, hacer grabaciones de comunicaciones privadas sin una autorización judicial está prohibido por la Constitución e incluso la Carta Magna dispone que la ley sancione penalmente cualquier acto que atente contra su libertad y privacía. La norma fundamental además establece que carecerán de todo valor probatorio los resultados de las intervenciones que no cumplan con los requisitos constitucionales. Por tanto, hacer pública una grabación que fue hecha sin autorización judicial atenta contra el derecho a la privacía en las comunicaciones y es una conducta contraria a lo ordenado en la Constitución. En pocas palabras, es ilegal difundir ilegalidades, por lo que resulta del todo impertinente que en medios se presenten testimonios que jurídicamente no prueban nada.
Pero Juanga considera útil debatir el tema. ¿Será que perro no come perro?
Seguramente.
Mejor que baile el Noa Noa.
Existen columnistas que escriben sólo porque tiene pezuñas para ello, como es el ilustre Juan Gabriel Valencia, quien emitió la siguiente perla:
- «[...]Sería útil debatir, sin prejuzgar los alcances del debate, en torno a la conveniencia y hasta la legalidad de difundir en los medios testimonios obtenidos de manera ilegal y delictiva[...]»
Dios, ¿qué se supone que está a debate? Por si no lo sabe Juanga, hacer grabaciones de comunicaciones privadas sin una autorización judicial está prohibido por la Constitución e incluso la Carta Magna dispone que la ley sancione penalmente cualquier acto que atente contra su libertad y privacía. La norma fundamental además establece que carecerán de todo valor probatorio los resultados de las intervenciones que no cumplan con los requisitos constitucionales. Por tanto, hacer pública una grabación que fue hecha sin autorización judicial atenta contra el derecho a la privacía en las comunicaciones y es una conducta contraria a lo ordenado en la Constitución. En pocas palabras, es ilegal difundir ilegalidades, por lo que resulta del todo impertinente que en medios se presenten testimonios que jurídicamente no prueban nada.
Pero Juanga considera útil debatir el tema. ¿Será que perro no come perro?
Seguramente.
Mejor que baile el Noa Noa.

21 días
No he escrito durante algunas semanas por causas de fastidio mayor, que me permiten emitir las siguientes recomendaciones:
¿Alguna de las razones precitadas motivó que no escribiera durante 21 días? Lo dejo a vuestra imaginación.
No he escrito durante algunas semanas por causas de fastidio mayor, que me permiten emitir las siguientes recomendaciones:
- 1. Aléjense de los grillos (los insectos y los humanos). Sólo provocan granos (ambos).
2. Recuerden que en algunas regiones olvidadas de Dios todavía no existen los boilers automáticos, por lo que hay que prenderlos y apagarlos cada vez que se utilizan. El riesgo de no hacerlo va desde la aparición de una fuga de agua hasta una explosión destructora de domicilios (y la furia del casero respectivo).
3. Si tienen el infortunio de que algún gerente meta las narices donde no le incumbe, hagan valer sus derechos fundamentales (que los tienen aunque haya quien se empeñe en actuar como si no existieran) y hagan ver, de la manera más diplomática posible, que no son asuntos de la competencia del estólido administrador el que ustedes tengan en su oficina un asiento que dé masaje o el contenido de sus comentarios en el e-mail o el Messenger y que por ende tienen el legítimo derecho de usarlos como mejor les plazca, siempre y cuando no hagan algo ilegal y tengan su trabajo a tiempo (si hay algún imbécil que crea que no se tienen estas facultades, que consulte algo de bibliografía europea sobre derecho a la intimidad, los analfabetas funcionales también pueden documentarse porque hay textos de la materia en español).
4. No olviden el impacto de proferir una estupidez a tiempo, por ejemplo, en una junta ustedes pueden decir que algo es ilegal o que un resultado es deficitario y no importa que sea falso, sino el cotarro que alboroten con su comentario. En una frase: Los idiotas y corruptos sólo necesitan un pretexto para oponerse a cualquier iniciativa.
5. No acepten responsabilidades ni sanciones de las que ustedes no sean culpables, recuerden que la costumbre se vuelve obligatoria y, como berreaba Rocío Dúrcal, no cabe duda que es más fuerte que el amor. Si aceptan aunque sea una sola vez ese tipo de trato indigno, lo más seguro es que su destino sea convertirse en los puerquitos de todo su prójimo. Sin embargo, no tolerar esa clase de abusos implica riesgos que van del ostracismo al exterminio.
¿Alguna de las razones precitadas motivó que no escribiera durante 21 días? Lo dejo a vuestra imaginación.

sábado, febrero 07, 2004
De viaje y agobio
No escribí por el Día de la Constitución, no dediqué tiempo a comentar el regaño de Gil Díaz en la Convención Nacional Hacendaria así como no tiré mi tiempo y esfuerzo en criticar las tonteras que un grupo de histéricos vociferan respecto a la píldora del día siguiente. Mi silencio tiene una sola causa, si la gente desea que un recaudador les jale las orejas en lugar de que los coscorrones los reciba él, si todavía existen personas tan tontas que consideran que los embarazos no deseados se tienen que aguantar y si hay individuos a los que no les importa que la Carta Magna siga siendo letra muerta, allá ellos.
Yo mejor me voy a Inglaterra.
No escribí por el Día de la Constitución, no dediqué tiempo a comentar el regaño de Gil Díaz en la Convención Nacional Hacendaria así como no tiré mi tiempo y esfuerzo en criticar las tonteras que un grupo de histéricos vociferan respecto a la píldora del día siguiente. Mi silencio tiene una sola causa, si la gente desea que un recaudador les jale las orejas en lugar de que los coscorrones los reciba él, si todavía existen personas tan tontas que consideran que los embarazos no deseados se tienen que aguantar y si hay individuos a los que no les importa que la Carta Magna siga siendo letra muerta, allá ellos.
Yo mejor me voy a Inglaterra.

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